AZAY LE RIDEAU : Renacimiento italiano y jardín inglés en el corazón de Francia.

Las regiones de Anjou, Touraine y Orléans se convirtieron a finales de la Edad Media y durante todo el Renacimiento en lugares de estancia predilectos de la corte de Francia, hasta entonces itinerante. Se construyeron residencias reales, pero también para altos funcionarios como en el caso de este chateau.

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El castillo o palacio (la palabra francesa chateau es un poco ambigua en ese sentido, y llaman castillo a lo que nosotros llamamos palacio y castillo a las fortalezas propiamente dichas), del que os voy a hablar brevemente se encuentra en el departamento de Indre et Loire, y el distrito de Chinon. Al pertenecer al llamado Valle del Loira está inscrito en la lista Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Esta zona de alguna manera representa la quintaesencia de lo francés, del buen vivir, del buen beber y comer, del refinamiento artístico, del placer de la caza (placer para los cazadores obviamente no para mí ni los pobres bichos).

Ahora que os he situado en el espacio vamos a situar el castillo en el tiempo. Reinado de Francisco I, ese monarca que fue contemporáneo y rival de nuestro Carlos I o V según si hablamos de rey o emperador. Francisco puso de moda las barbas al quemarse accidentalmente la cara y querer tapar las cicatrices, o al menos eso cuenta la leyenda. Francisco I luchó por toda Europa contra España y también en terreno italiano. Al entrar en contacto con el arte italiano las influencias de este país en Francia fueron enormes. La llegada de artistas (de la talla de Leonardo da Vinci nada menos y entre otros), de ideas, de repertorio artístico es impresionante.

Es en 1510 Guiles Berthelot que era tesorero real y fue consejero de Luis XII adquiere en el lugar una fortaleza medieval. Pronto empieza la construcción de una residencia mucho más acorde con el gusto de ese momento. Gasta mucho dinero y consigue construirlo en tiempo record. Pero claro, el que reparte suele quedarse con la mejor parte. Seguramente el origen de parte de su fortuna no era muy lícito que digamos. Cuando se enteró que a otro tesorero acusado de malversar fondos le habían cortado el pescuezo le faltó país para correr. Salió por patas acompañado de su familia y aquí quedó nuestro castillo abandonado.

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Luis XIII residirá de forma momentánea allí pero a finales del XVII se verá abandonado y empezará su progresivo deterioro. En el XIX una familia, los Biencourt le dan su aspecto actual haciendo sobre todo el jardín de estilo inglés. Se introducen especies foráneas como el ginkgo biloba procedente de China, las sequoia de los Estados Unidos o el cedro del Atlas.

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En la actualidad y desde 1905  el castillo pertenece al estado francés. Y desde 2015 ha sufrido una restauración profunda, se han cambiado o mejorado el tejado de pizarra, regenerado los suelos, restaurado puentes y caminos de modo que lo que vemos hoy al llegar es un precioso palacio situado en una isla del río Indre rodeado de jardines con rincones tan evocadores como estos y una joya con una perfecta mezcla de estilos francés, italiano e inglés.

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Esta foto después de hacerla me pareció que podía servir de portada a una novela inglesa decimonónica.

Y lo que pasa si llegas en medio de la primavera es esto…. flores por todas partes y gente también, abarrotando cada rincón.

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El símbolo de Franciso I es la salamandra. En el bestiario de animales mágicos era uno de los animales más frecuentes. La leyenda decía que podía atravesar el fuego sin quemarse. La realidad es que las salamandras anidan en las raíces de las plantas, Cuando cogían la leña para hacer lumbre a veces alguna salamandra se había quedado allí atrapada. Debido a la humedad que retiene en la piel podía aguantar sin quemarse unos segundos antes de escapar ante la mirada atónita del personal presente. Por ese motivo, el hecho de ser capaz de estar entre las aguas, el fuego y la tierra el monarca lo eligió como su emblema. Y el lema que acompaña al anfibio era Nutrisco et extinguo que se puede traducir como «me alimento del buen fuego, apago el malo».

En varios castillos aparece la salamandra en cualquier rincón. Este no es una excepción como podéis ver aquí :

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Algunas vistas del recién restaurado y reamueblado (no con muebles del propio castillo pero sí antiguos) Salón Biencourt y una sala puesta como para celebrar cena de gala y fiesta.

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Algunas vistas más del lugar, y de la iglesia parroquial del pueblito. El pueblo tiene el mismo nombre que el castillo. Consta de unas cuantas calles empedradas, peatonales, con tiendas de artesanía y recuerdos.

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