CAPRAROLA Y SU PALAZZO FARNESE.

El Palacio Farnesio situado en la localidad de Caprarola es un ejemplo de la cultura manierista, pero también ejemplo de nepotismo al más alto nivel e influencia decisiva en edificios tan emblemáticos como el Pentágono estadounidense.

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Vamos a situarnos en el espacio y en el tiempo para que resulte fácil la composición de lugar. Italia, Región de Lacio, provincia de Viterbo, a unso 500 metros de altitud y unos 5.000 habitantes. En la actualidad es un importante centro agrícola, y los productos más abundantes las nueces y las avellanas. Estás últimas son compradas por una única multinacional, creo recordar que Nestlé. En el pasado hubo una familia que protagonizó aquí la historia y en buena parte de Italia y Europa, fueron los Farnese. Vamos a hablar un poco del más pinturero de la estirpe, Alejandro, que fue papa con el nombre de Paulo III. Procedía de una familia de latifundistas y la mayoría de sus tierras estaban en el entorno del Lago Bolsena. Se educó en Roma y Florencia, aquí en el palacio de Lorenzo el Magnífico. Tiene la gran suerte de que el papa Alejandro VI era amante de su hermana Julia y le nombra directamente cardenal. Por su cara bonita. Antes, fue obispo de Ostia y Parma entre otros lugares. Él siguió sus los pasos de su «cuñado», siendo papa pero también teniendo hijos en su caso con una noble romana (Pablo, Pedro Luis, Constanza y Ranucio). Creó un ducado para uno de sus hijos y nombró a sus dos nietos cardenales a la tierna edad de 14 y 16 años. Precisamente Alejandro, uno de estos nietos será el protagonista de nuestro edificio.

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Toda la zona está situada en tierras volcánicas, tres lagos cercanos, el Bolsena, Vico y el Lago de Bracciano fueron en su momento volcanes que se hundieron y rellenaron de agua. Por eso es una tierra muy fértil y abundante en aguas termales. Todo el color del campo y de las propias edificaciones es oscuro, de un material poroso llamado tufo.

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Pero nos metemos en harina para describir un poco el edificio con sus singularidades y su historia. Todo parte de una edificación defensiva, una fortaleza militar que empieza a construir el arquitecto Sangallo el Joven. Años más tarde , en concreto a mitad del siglo XVI es el Cardenal Farnesio quien encarga un palacio a Vignola, uno de los mejores arquitectos de la época. Este diseña entonces una residencia veraniega pero mantiene la planta pentagonal que es uno de los rasgos distintivos del edificio.  La villa tendrá 5 alturas, un ancho foso y un patio interno circular.

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A la altura de la planta noble hay bastiones que son recuerdo de su época como fortaleza. La escalera de caracol es uno de los emblemas del edificio, dice la leyenda que el cardenal la subía a lomos de su caballo. Está sostenida por 30 columnas dobles realizadas con una roca volcánica local llamada peperino.

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Las obras de ingeniería para hacer resaltar el edificio y a la vez insertarlo en el entorno fueron brutales. Se talló la colina en forma de escalinata y se unió visualmente mediante la llamada Via Diritta a la población, resultando de esta manera un paisaje ciertamente teatral y escenográfico a más no poder.

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El interior está completamente pintado, tanto los salones grandes como las pequeñas estancias. La mayor parte son de Taddeo y Federico Zuccari y de Antonio Tempesta. En la planta noble además del dormitorio del Cardenal está la bellísima Sala de la Aurora, la de los Fastos Farnesianos (con más de 7.400 metros cuadrados de frescos que representan la historia de la familia y sus gestas), la Sala de Hércules (donde se narra la leyenda del nacimiento del cercano Lago de Vico), la del Mapa Mundi  (con esferas celestes y los signos del zodiaco en su bóveda). Las plantas 4 y 5 estaban destinadas a los palafreneros y caballeros.

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Ahí los reyes de España y Francia, enemigos íntimos y al lado el Cardenal Farnesio, que en ocasiones hizo de mediador.

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Curiosa esta pintura que representa un personaje que nunca había visto antes, es un ser andrógino mezcla de Mercurio y Minerva llamado Hermathena.

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Los jardines son el segundo plato fuerte de esta villa renacentista. Los construyó Vignola a partir de 1559 de forma simultánea a los de Villa Lante, en Bagnaia de los que hablaré en una entrada próximamente. Se trata de unos jardines de gran belleza y ricos en significados ocultos en sus estatuas y especies vegetales. Comienzan siendo «a la italiana», regulares , para pasar luego a ser «más salvajes» en la zona del Barco (con tumbas etruscas de época ya romana), para acabar confundiéndose con los bosques circundantes. Ninguna de las dos veces que he estado en Caprarola he podido visitarlos ya que alegando mal tiempo estaban cerrados por miedo a la caída de árboles. Además de ser cierto, siempre me ha dado la impresión que la verdadera causa puede ser la falta de personal para cubrir y vigilar un espacio tan grande. No hay que olvidar que son unas 18 hectáreas de terreno. Únicamente pude visitar los dos jardines ornamentales situados justo tras la fachada trasera. Uno es el llamado jardín de verano y el otro el de invierno. En la parte final hay unas grutas y una pequeña cascada. El agua proviene de la Fuente de los Ríos, situada sobre una plataforma. Y esta maravilla de la ingeniería parece ser la mayor de las aportaciones de Vignola

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Aunque sea un paseo breve y virtual espero que haya resultado de interés. Y sería un buen punto de partida para conocer una parte de Italia no tan conocida por el gran público.

 

 

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